mr. domingo

Un blog sobre cultura, historia, cine, música y otras curiosidades

Xavier Cugat, «el Rey del Mambo»




Como si estuviera predestinado a marcar el ritmo del nuevo siglo, Xavier Cugat nació puntual, a primera hora del primer día del siglo XX, en la Girona de 1900. Al igual que otras muchas familias catalanas, los Cugat emprendieron el viaje a las Américas en 1904, huyendo en parte de una España en depresión postcolonial y también de ciertas represalias políticas hacia el republicanismo manifiesto del padre de familia.


Arribaron a Cuba en 1905 en un ambiente musical extraordinario que fascinó al joven Xavier que al poco tiempo, con tan solo 7 años, entró en el conservatorio de La Habana donde destacó muy pronto como un excelente violinista. Al mismo tiempo, en un signo de su característica hipercreatividad, el joven Cugat también hacía sus primeros bolos en un cine de La Habana musicando las primeras películas mudas y teniendo su primer contacto con un mundo que le abriría, años después, las puertas del estrellato.


Cugat pasó su adolescencia entre bambalinas como primer violín de la Orquesta Sinfónica Teatro Nacional donde pudo entrar en contacto con el gran Enrico Caruso, la gran estrella musical del inicio del siglo XX, quien le ayudaría en sus inicios en Nueva York pocos años después. En 1915 aborda su primera aventura americana de la mano del mismo Caruso y con la ayuda de la violinista catalana Marina Gay, quien le presentó a otros exitosos compatriotas como Enric Granados o Pau Casals. Empieza a estudiar con el director artístico del prestigioso Carnegie Hall e inicia su primera gira internacional como consagrado violinista que le llevará por las principales capitales europeas y también a su añorada Catalunya.


Pero todo cambia a principios de los años 20 de la mano de una mujer, como en todas las buenas historias, su primera mujer, Rita Montaner que le descubre los espectáculos de música cubana y otros ritmos tropicales que le fascinan y decide poner punto y final a su carrera como violinista clásico y dedicarse a hacer bailar. Como él mismo afirmará años después:

Prefiero tocar Chiquita Banana y tener una piscina que tocar Bach y morirme de hambre

En EEUU lo latino está de moda y Xavier Cugat no desperdiciará la oportunidad, son los tiempos del galán latino por excelencia, el malogrado Rodolfo Valentino, del que hábilmente supo hacerse íntimo. También trabó gran amistad con otra de las grandes estrellas del momento, Charles Chaplin con quien colabora en la mítica película «Luces de la ciudad».


En poco tiempo Xavier Cugat se convierte en el rey de la noche de Los Ángeles desde la mítica sala Coconout Grove en el Hotel Ambasador, donde dirige su primera orquesta y empieza a introducir nuevos estilos latinos que atraparán al público estadounidense: la rumba, el tango, la conga, etc., todo ello aderezado con su coctel especial de bailarinas espectaculares.


En 1929, el catalán se convirtió en el director de una nueva orquesta, la famosa Xavier Cugat y sus Gigolos, con la que popularizó ‘Estrellita’ de Manuel Ponce, una de las piezas latinas más famosas de aquellos tiempos. Además, también hicieron un cortometraje, que se convirtió en el primer musical sonoro del cine.


En los años treinta llega su gran consagración con su larguísima residencia como director de orquesta en el Hotel Waldorf Astoria, donde estuvo quince años llenando la pista de estrellas del cine como Rita Hayworth, Frank Sinatra o Greta Garbo, además de su más que controvertido amigo mafioso, el mismísimo Al Capone de quien adoptó el gusto por los vestidos a rayas finas que lucía acompañado de su inseparable chihuahua.


A lo largo de una extensa carrera musical de más de 40 años Cugat hizo más de cincuenta películas, decenas de discos y muchísimas actuaciones en radio y televisión, siempre sabiendo reinventarse de la mano de sus musas, ya que era un mujeriego empedernido. En los años 50, conoció a la cantante Carmen Miranda y Cugat incorporó sus ritmos brasileños. Más tarde fue Abbe Lane quien se cruzó en el camino del músico y se convirtió en su nueva esposa y la vocalista de la orquesta, marcando su última gran época a finales de los 60.


Como no podía ser de otra manera una vez finalizada su longeva carrera, Xavier Cugat se retiró con todo el glamour que siempre le había acompañado y pasó sus últimos años pintando sus famosos dibujos en una suite del Hotel Ritz de Barcelona. Murió a los 90 años cuando su atribulado corazón dijo basta.

  • Imprescindible escuchar este documento (en catalán) de Xavier Cugat explicando sus experiencias en Hollywood (Catalunya Ràdio, 1989).

 


























mrdomingo

8 comentarios en «Xavier Cugat, «el Rey del Mambo»»

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba