Cuando la Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin la cuestión que más preocupaba a los aliados era qué hacer con Alemania, un infame país que en 25 años había iniciado dos terribles guerras mundiales. Desde el agresivo y cruel punto de vista de Stalin que apostaba por «liquidar, por lo menos a 50.000 miembros -si no 100.000- del Estado Mayor alemán» al más conciliador de Churchill que sabía de la necesidad de mantener una Alemanía medianamente fuerte que sostuviera el avance de una Rusia cada vez más poderosa, se encontraba la débil figura de Roosevelt, cuya opinión al respecto estaba muy influenciada por la de su ministro del Tesoro, un judío llamado Henry Morgenthau Jr. Morgenthau tenía un plan para impedir que estos sucesos volviesen a repetirse, y consistía básicamente en desmontar la industria del país y reducirlo a un estado agrícola. Considerando la capacidad agrícola del país en ese momento el Plan Morgenthau suponía una hambruna general que podía costar decenas de millones de vida, ya que sólo podrían vivir de la tierra el 60% de la población.
Los principales aspectos del Plan Morgenthau eran los siguientes:
- La Alta Silesia y las 2/3 partes de Prusia Oriental serían cedidas a Polonia
- La Unión Soviética recibiría la 1/3 parte oriental de Prusia Oriental.
- La región del Ruhr y todo el territorio al nortel del canal de Kiel (Schleswig-Holstein) se convertirían en zonas internacionales, gobernadas por una organización internacional establecida por la Organización de las Naciones Unidas.
- La región del Sarre sería anexada a Francia.
- El resto de Alemania sería dividido en dos estados:
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- Alemania del Norte: abarcaría a Sajonia, Turingia y los territorios del Reino de Prusia que no habían sido entregados a Polonia.
- Alemania del Sur: abarcaría a Baviera, Württemberg y Baden.
El mismo Churchill cuando le presentaron el plan en la conferencia de Quebec (1944) rechazó el acuerdo tildando el plan de «antinatural, anticristiano e innecesario», por más que se le ofrecía como una forma de potenciar las oportunidades comerciales británicas después de la guerra. De todos modos, Roosvelt utilizó al consejero principal de Churchill, lord Cherwell para disuadirlo, llegando incluso a firmar el documento. Pero las filtraciones a la prensa provocaron que el Plan Morgenthau nunca se llevara a cabo: por un lado, la opinión pública estadounidense se mostró totalmente contraria al plan y, por otro lado, Goebbels se aprovechó de ello para fortalecer la resistencia alemana. Según estimaron los generales de Estados Unidos, equivalió a la incorporación de diez divisiones. Por fortuna para la humanidad el plan de Morgenthau finalmente no se llevó a término y la suerte de los alemanes tras la victoría aliada siguió por otros derroteros muy distintos.
Fuentes:
- «Guerras, políticos y mentiras«, Geoffrey Regan (Crítica, 2006)
- Wikipedia