Son de sobras conocidas las terribles experiencias que sufrieron los republicanos españoles en los campos de concentración nazis, especialmente en Mauthausen, pero resulta sorprendente descubrir las penalidades que sufrieron otros desconocidos republicanos en los campos de trabajo (gulags) soviéticos al terminar la Guerra Civil.
La semana pasada en el transcurso del Coloquio Internacional «Del Exilio a la Deportación» celebrado en el Museu d’Història de Catalunya, pude conocer esta impresionante historia de la mano de la doctora Luiza Iordache del Institut de Ciències Polítiques i Socials (UB) que está realizando un intenso estudio de estos casos.
Al parecer, tras la victoria franquista de 1939 llegaron o se encontraban en la URSS unos 4.500 exiliados españoles, entre ellos, 3.000 niños de la guerra, cerca de 150 maestros y auxiliares que les acompañaban, 156 militares (marinos que formaban parte de la tripulación de los 9 barcos incautados por la Unión Soviética al finalizar la guerra), unos 200 jóvenes pilotos de la última promoción formada en Rusia y, por último, alrededor de 1.100 exiliados políticos, en su mayoría miembros del Partido Comunista y el Partido Socialista Unificado de Catalunya (PSUC).
Hacia 1940 y en vista de la coyuntura política internacional con el Pacto Ribbentrop-Mólotov entre la URSS y Alemania y la ocupación de media Europa por parte de esta última, fueron muchos los militares y marinos que pidieron la salida del país incluso reclamando volver a España (sin saber exactamente qué se encontrarían allí). A partir de ese momento empezaron los duros interrogatorios en los terribles centros de detención de Moscú donde se forzaba mediante tortura la confesión de los detenidos, que acababan siendo condenados por traidores de la patria y antisoviéticos.
La doctora Iordache resalta el caso de 8 jóvenes cadetes republicanos que mostraron públicamente su deseo de salir del país y acabaron condenados a 8 años de trabajos forzados en el gulag por trotskistas. Lo más grave y doloroso de la situación es que fueron precisamente algunos de sus compañeros españoles los que les acusaron.
El devenir de la Segunda Guerra Mundial con la invasión nazi de la URSS no hizo sino incrementar la presión sobre los exiliados españoles sumidos ya en la desesperación. Muchos de ellos habían sido enviados a trabajar en fábricas indómitas en los confines de Rusia, mientras muchos de los niños de la guerra que llegaron en edad escolar habían caído en la delincuencia acuciados por el hambre.
Según la doctora Iordache, las detenciones de prisioneros políticos se desarrollaron en tres oleadas: la primera de 1939 a 1942, marcada por la invasión nazi, la segunda de 1942 a 1946, durante la Segunda Guerra Mundial, y la última de 1947 a 1948 con las numerosas pedidas de ayuda de las embajadas extranjeras y surrealistas huídas en baúles diplomáticos.
En total cerca de 350 exiliados españoles de todos estos grupos fueron internados en los terribles gulags soviéticos durante estas tres oleadas. Allí estos 350 republicanos españoles se encontrarán con los aproximadamente 300 prisioneros de guerra de la División Azul, sus antiguos enemigos, hoy compañeros de celda, ya que el gulag no hacía distinción de nacionalidades ni ideologías.
En 1948 dentro de la primera oleada de repatriaciones tras la Segunda Guerra Mundial muchos de estos presos intentaron en vano salir del país pero tanto el Partido Comunista español como el Partido Comunista de la Unión Soviética truncaron su liberación acusándolos de fascistas (sí, fascistas a los mismos republicanos españoles que habían luchado una década antes contra Franco) por temor a la propaganda antisoviética que pudieran desarrollar a su vuelta.
No fue hasta 1954 y, especialmente, en 1956 cuando se inició el retorno junto a los prisioneros de guerra de la División Azul gracias a las conversaciones en Francia entre la España franquista y la Unión Soviética. Fueron 6 expediciones que hasta mayo de 1957 fueron devolviendo finalmente a su país a los restos de los republicanos españoles que sobrevivieron a los gulags soviéticos, a una cruel guerra civil, a la invasión nazi en la Segunda Guerra Mundial y al hecho de ser acusados injusta y deshonrosamente de fascistas, una terrible paradoja que la Historia no debe olvidar.
La investigación de la doctora Iordache plasmada en el libro «Republicanos españoles en el Gulag (1939 – 1956)» se enmarca dentro de su tesis doctoral, presentada en 2007, y que le valió el Premio a la Memoria de Doctorado en Ciencias Políticas convocado ese mismo año por el Institut de Ciències Polítiques i Socials de Barcelona.
Para saber más:
- «Republicanos españoles en el Gulag (1939 – 1956)» (ICPS, 2007).
- «En el infierno rojo: el caso de Perico Cepeda» (Diario montañés, 28-03-10).
Fueron manipulados y, unos y otros, quisieron sacar rédito político y propagandístico de los niños de la guerra
pues sí, una lástima lo que les ocurrió a los niños de la guerra