En estos momentos estamos viviendo un complicado proceso soberanista en Catalunya, más complicado si cabe con los resultados electorales de anoche, pero sorprende darse cuenta que en un territoria tan lejano y en principio ajeno a debates independentistas como Texas, también haya iniciado su particular camino a la independencia. Recientemente un ciudadano de Texas ha reunido 100.000 firmas a favor de la independencia del estado de Texas, sobrepasando por mucho las 25.000 necesarias para hacerse escuchar por el gobierno federal. A priori resulta chocante que esto suceda en Estados Unidos, un país tan patriótico y aparentemente unificado, pero si buceas un poco en la historia de este territorio entiendes un poco esta sorprendente nueva dinámica soberanista tejana.
Texas antes de formar parte de Estados Unidos fue durante cerca de una década un país independiente, la República de Texas. La historia de esta efímera y curiosa república se inicia en 1685 cuando exploradores españoles realizan los primeros asentamientos en la zona que pasa a formar parte de la provincia española de México. La dureza de la vida en estos territorios azotados por los indios hacen que a mediados del siglo XVIII apenas 750 colones se aventuren a prosperar en tan hostil territorio. Es a partir de este momento cuando empiezan a llegar los colonos procedentes de la parte norte americana, especialmente después de la independencia de Estados Unidos. En ese momento el territorio tejano empieza a diferenciarse del resto del México que logra la independencia del Imperio Español en 1821. El nuevo estado latinoamericano instaura en 1824 una constitución republicana y federal que otorga a sus territorios una amplia autonomía, entre ellos el estado de Coahuilia y Texas. Pero para estos momentos la situación en la zona empieza a tensionarse cada vez más gracias al empuje de los colonos norteamericanos, en su mayoría empresarios esclavistas, lo que dará lugar al primer episodio independentista con la Rebelión de Fredonia que apenas duró un mes.
Esta rebelión era un signo claro del incipiente poder que estaban alcanzando los colonos norteamericanos en Texas, especialmente en la ciudad de San Felipe de Austin donde se reunieron en una Convención en 1833 para luchar por sus derechos, en este caso para conseguir un nuevo estado dentro de la federación méxicana separando Coahuilia y Texas. Pero la radicalización del poder en México con la derogación de la constitución de 1824 y el auge del centralismo en 1835 provocó que estallará la guerra y que la Convención de Texas declarará la independencia el 2 de marzo de 1836.
Los rebeldes liderados por Sam Houston, oriundo de Tennessee, consiguieron sus primeras victorias en la batalla de Gonzales y derrotas míticas como la cruel toma de El Álamo por parte del general mexicano Santa Ana ante 170 heroicos tejanos. La batalla definitiva de San Jacinto supuso una derrota flagrante del estado mexicano que perdió a su general y presidente Santa Ana, capturado por los rebeldes. Este hecho facilitó la independencia de facto de la nueva República de Texas que sería reconocida por los Estados Unidos en 1837, un país que mucho tuvo que ver en la secesión tejana.
Desde el principio la nueva República de Texas se dividió entre los nacionalistas partidarios de mantener la independencia, expulsar a los nativos americanos y expandirse hacia el Pacífico, liderados por el que sería segundo presidente de la república, Mirabeau B. Lamar, y los partidarios de la anexión a Estados Unidos y la paz con los nativos encabezados por el líder de la rebelión Sam Houston. En efecto, uno de los grandes problemas que afrontó la nueva república era interno, la oposición de los Comanches, el principal grupo de nativos americanos. En un principio el primer presidente, Houston, intentó llegar a un acuerdo de paz con los comanches pero en 1838 subió al poder Lamar y cambió totalmente la orientación de su política con una agresividad inusitada hacia los nativos que por momentos se convirtió en un verdadero genocidio.
Las tropas gubernamentales atacaron furibundamente el territorio comanche a lo que éstos respondieron con una serie de raids hacia las ciudades tejanas. Justo en medio de unas conversaciones de paz en 1840 los hombres de Lamar asesinaron a 34 jefes comanches desatando la rabia del pueblo indígena liderado por el jefe Buffalo Hump en el Gran Raid de 1840. Tuvo que llegar al poder de nuevo Houston en 1841 para alcanzar la paz con los comanches tras una guerra desoladora para ambos bandos.
Pero mientras la nueva república intentaba solucionar sus problemas internos, México inició en 1841 nuevas incursiones en territorio texano que aunque tuvieron escaso éxito alentaron la disensión entre partidarios de mantener la independencia y anexionarse a los EE.UU. Esta situación se expresó de manera extremadamente dramática en las elecciones de 1844 en la que la oeste favorecía a los nacionalistas y el este algodonero estaba a favor de la anexión. Ganaron los segundos con el nuevo presidente Anson Jones a la cabeza.
En 1845 los Estados Unidos ofrecen formalmente una propuesta de anexión al tiempo que los mexicanos plantean una Acta Diplomática para reconocer la independencia de Texas previa renegociación de las fronteras bajo supervisión de Francia e Inglaterra. La propuesta mexicana no se tendrá en cuenta y el 13 de octubre de 1845 una clara mayoría vota a favor de la anexión a Estado Unidos, la efímera República de Texas toca a su fin.
Pero el nuevo estado norteamericano, ferviente esclavista, no tardará mucho en traicionar a su nuevo país y pocos años después, durante la guerra de Secesión (ver artículo), se pondrá del lado de los rebeldes del sur. En este sentido hay que destacar que Texas desde sus inicios ha mostrado un claro carácter independiente y escorado a la derecha, así esta ofensiva independentista tiene su sentido en un estado con características propias y con una política antifederal y un presupuesto equilibrado gracias a los miles de litros de petróleo que fluyen por su subsuelo. Autoconsiderados como la quinceava economía más grande del mundo, el estado de Texas inicia así una nueva aventura secesionista que recuerda que la historia nunca olvida y siempre se repite.
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Un comentario en «La efímera República de Texas»