En este blog ya hemos comentado en diversas ocasiones la categoría cinematográfica que han adquirido las series de televisión en la última década. Maravillosos ejemplos como The Wire o Los Soprano son una buena muestra de ello, pero este salto de calidad por suerte también se ha visto reflejado en las series de temática histórica, asunto que hoy nos ocupa.
Son muchos y muy buenos los ejemplos de series históricas o ambientadas en una época histórica determinada, que nos permiten viajar a un pasado lejano, ya no sólo poco más de dos horas como hacíamos antes en el cine, sino prácticamente temporadas enteras. Tiempo suficiente para reflejar muchos detalles precisos del contexto de la época, un hecho que se ve beneficiado gracias al éxito que tiene este formato en nuestros días y la gran cantidad de presupuesto que suelen acumular muchas de estas obras.
Así, en este post intentaré desgranar algunas de las series históricas más interesantes de los últimos años, aportando mi humilde opinión en la doble faceta que ejerzo en este tema: como fan empedernido de las series de televisión y como “nerd” de la Historia en general. Allá vamos.
“Yo, Claudio” (BBC, 1976)
Creo que una lista de series como esta, obviamente, debe comenzar por la que está considerada como la serie histórica más famosa de la televisión. Yo, Claudio nos cuenta en 13 capítulos la impresionante historia del emperador Claudio, el cuarto de la dinastía Julio-Claudia, familia que daría para mil y uno folletines televisivos. Un emperador que supo sobrevivir a una turbulenta sucesión de emperadores haciéndose pasar por tonto y que, al parecer, de tonto no tenía un pelo.
Con unas interpretaciones maravillosas, propias de la larga y excelsa tradición del teatro inglés clásico, esta serie de cuidados detalles literarios (no en vano está basada en las novelas Yo, Claudio y Claudio, el dios, y su esposa Mesalina, del especialista Robert Graves) aprovecha la vida del emperador Claudio para diseccionar la complicada realidad política de la primera etapa imperial de Roma.
Sin duda es una serie imprescindible para los amantes de la Historia y que pese a los años que han pasado mantiene muy bien el tipo, envejeciendo como la madurez del buen vino. Eso sí, que nadie espere grandes efectos especiales, vestuario esplendoroso o grandes localizaciones. Es una obra más cercana al teatro, al teatro televisado muy de los 60s y 70s, pero que utiliza un lenguaje muy cercano y actual.
«Roma» (BBC/HBO/RAI, 2005)
Hete aquí, una de mis series preferidas. Siguiendo la estela de la mítica “Yo, Claudio” no nos movemos de Roma, pero en este caso retrocedemos unos pocos años a otra etapa no menos turbulenta: el paso de la República al Imperio.
Las diferencias entre una y otra son muchas, tantas como años pasaron de una a otra, pero la gran virtud de Roma es sin duda el hecho de que fija su foco en las clases populares. Los protagonistas en este caso no son ni emperadores ni generales, sino simples centuriones que se ven envueltos en algunos de los acontecimientos más impresionantes de la historia.
A pesar de eso por sus esplendorosas dos temporadas circulan todos los grandes personajes de la historia de Roma: Julio César, Octavio Augusto, Cicerón, Cleopatra, Pompeyo, etc.
Unos espectaculares decorados en los renovados estudios Cinecittà, actores poco conocidos pero extraordinarios, detalles históricos cuidados hasta el último detalle y, en definitiva, un presupuesto monstruoso de 100 millones de dólares hacen de Roma una de las producciones más lujosas y a la vez fidedignas de la historia de la televisión. Imprescindible no, lo siguiente.
«The Tudor» (ShowTime, 2007)
Sin duda la historia de Enrique VIII y sus múltiples mujeres y batallas religiosas y políticas, son el caldo de cultivo ideal para una serie de televisión. Además, los productores de esta serie supieron aderezarla con ingredientes, digamos que contemporáneos, como unos protagonistas de muy buen ver (clama al cielo las diferencias físicas entre el Enrique VIII real y el televisivo encarnado por Jonathan Rhys-Meyers) y unas buenas dosis de sexo.
A pesar de estas licencias más estéticas que argumentales, estamos ante una interesante recreación histórica plagada de personajes históricos y disputas reales, decentemente representadas. Durante sus cuatro temporadas el ritmo no desfallece manteniendo una buena tensión argumental. Una serie que no pasará a la historia pero que se deja ver con bastante alegría y permite acercarnos a una época crucial para el continente europeo recreada con solvencia en sus localizaciones y suntuosos vestuarios.
«The Borgias» (Showtime, 2011)
Siguiendo la estela de la exitosa Tudor, la cadena Showtime puso en marcha un nuevo proyecto ambientado en el Renacimiento que ahora va ya por la tercera temporada. A la receta de los Tudor en este caso se pone una marcha más con el protagonismo de una de las familias más turbulentas de la Roma postmedieval. Sexo a borbotones, incestos, asesinatos, lujuria y vicios varios se juntan en esta recreación con cierta libertad de la mítica familia valenciana, “los catalanes” como los llamaban despectivamente la nobleza romana.
En este caso los guionistas dan rienda suelta a su imaginación que, sin llegar al onírico límite de la risible Spartacus, se permite numerosísimas licencias argumentales para darle, si cabe, más aderezo a una historia que ya de por sí tiene bastante miga. La verdad es que según parece la cosa no fue para tanto y ni Lucrecia ni Rodrigo Borgia eran tan fieros y viciosos como los pintaban. Eso sí, entretenida es un rato y Jeremy Irons está enorme. Pese a todo, de las más flojitas.
«John Adams» (HBO, 2008)
No me extenderé mucho en esta miniserie histórica, porque ya hablé ampliamente en un post anterior: ver post. En todo caso reafirmarme en que se trata de una de las mejores recreaciones históricas que he visto, no solo por su respeto a cada uno de los detalles (desde los dientes carcomidos de un envejecido John Adams a ínfimos detalles de mobiliario o acentos) sino también por las espléndidas interpretaciones, sostenidas y a la vez didácticas. Una auténtica clase de historia, mucho más recomendable que la reciente Lincoln de Spielberg, que se excede en muchos momentos de patriotismo ideológico. Sensacional.
«Deadwood» (HBO, 2004)
Empiezo la retahíla de series ambientadas en la convulsa Norteamérica de mediados del siglo XIX por todo un clásico que dignificó y resucitó el tan cinematográfico género del “western”. Deadwood es una fantástica serie con una construcción de personajes maravillosa, profunda y pocas veces alcanzada en el género televisivo moderno.
En lo que a la historia respecta, esta aproximación a la vida en el “salvaje oeste” de los territorios de Dakota en 1877 a buen seguro es una de las mejores representaciones que se han hecho. El hedor, el lodo, el olor a whisky barato, a prostituta y el tufo a azufre es un signo distintivo en todos y cada uno de los capítulos. Suciedad, vestuario original, caracterizaciones espléndidas y sensacionales decorados, dan buena muestra de ello.
Los diferentes personajes que deambulan por la obra van progresando capítulo a capítula hasta configurar una mosaico coral realmente diverso. La trama evoluciona a un ritmo lento y pausado, al mismo tiempo que la personalidad de cada uno de los personajes. Como los buenos platos, Deadwood se cocina a fuego lento y el resultado es mucho más sabroso. Un abanico de sensaciones.
Por desgracia el poco éxito de público y su excesivo coste hicieron que la producción se parara en seco a la tercera temporada. Una agradable desconocida que haríais bien en recuperar si no la habéis visto.
«Hatfields & McCoys» (History Channel, 2012)
El año pasado se estrenó esta miniserie protagonizada por Kevin Costner y ambientada en la esperpéntica lucha entre dos ex soldados federales y sus familias a la vuelta de la Guerra de Secesión. Los Hatfields y los McCoys se enfrentaron por honor familiar durante varias décadas (1863-1891) en una lucha realmente absurda a nuestros ojos y que involucró también a los estados de Virgina del Oeste y Kentucky.
Con un inicio certero que retrata la complicada convivencia en la inmediata postguerra tras la sangrante lucha fratricida entre norteamericanos, a medida que pasan los capítulos los enredos familiares adquieren un tinte dramático difícil de creer por momentos. En todo caso, estas disputas familiares dejan un poco en segundo plano nuestro interés histórico en esta época que solo sazona esporádicamente la trama.
Buenas actuaciones aunque la historia no acabe de convencerme.
«Hell on Wheels» (AMC, 2011)
Hell on Wheels es otra de las series que ya hemos analizado en este blog (ver entrada), está ambientada también en los años posteriores al final de la Guerra de Secesión, pero esta vez centra su foco en la conquista del oeste y la guerra del ferrocarril. Una interesante trama que se afianza en dos grandes personajes, el “relativamente” bueno de la película, Anson Mount, y un malo malísimo muy peculiar, “el sueco”. Con una puesta en escena arriesgada y una buena ambientación, lo cierto es que es una serie muy recomendable y no demasiado conocida. De momento lleva dos temporadas y ya han firmado la tercera.
«Into the West» (TNT, 2005)
Una miniserie producida por Steven Spielberg que supone uno de los hitos de las series históricas por la complejidad de su planteamiento. Una pequeña joya cinematográfica que condensa en 6 capítulos buena parte de la historia de Estados Unidos desde 1820 hasta prácticamente principios del siglo XX desde la visión de los nativos y los colonizadores.
La expansión hacia el oeste, la transformación de todo un continente, la llegada masiva de inmigrantes, la desaparición de la cultura milenaria de los nativos americanos, las Guerras Indias… Y un largo etc. Una serie muy recomendable y de gran calidad.
«Copper» (BBC America, 2012)
Sin movernos de época ni de país, este año se ha estrenado una serie muy interesante, “Copper”, que está ambientada en el Nueva York de la Guerra de Secesión, una época que tan maravillosamente nos ilustró Martin Scorsese en Gangs of New York.
La trama sigue la línea detectivesca con un personaje principal, un rudo irlandés ex combatiente por el norte y ahora policía en el conflictivo barrio de Five Points. La ambientación está muy conseguida y la trama es muy entretenida y aunque mantiene ciertos hilos conductores entre sus personajes principales, cada episodio supone una nueva historia. Muy recomendable si te interesa la época, como a mi, o si simplemente quieres pasar un buen rato. Ya han renovado para una segunda temporada.
«Ripper Street» (BBC, 2012)
Saltamos por un momento de continente hasta trasladarnos al Londres de final del XIX, en plena época victoriana y en medio del stress postraumático causado por las muertes de Jack el Destripador. Una época apasionante y un escenario de lo más apetecible. El resultado es una trama en parte similar a la de Copper, puramente policiaca, pero con un toque más inglés, muy en la línea de Sir Conan Doyle.
El personaje principal, el inspector Edmund Reid, es un fiel reflejo de la tradición detectivesca inglesa que en este caso está ayudado por un ex soldado traumatizado de los ejércitos imperiales y intrigante médico norte americano que hace las veces de forense y es un ex detective de la mítica Agencia Pinkerton.
Rodada en Dublín, la serie recrea con maestría el Witchapel de finales del XIX y en esta primera temporada (ahora en antena) está resultando una serie más que interesante. Muy, muy entretenida.
«Boardwalk Empire» (HBO, 2010)
De la serie de Atlantic City también hemos hablado en este blog, aunque más bien como fenómeno urbano peculiar (ver post). Centrada en una monumental actuación de Steve Buscemi, Boardwalk Empire es una delicia para los amantes de una de las épocas más apasionantes de la historia moderna: los locos años 20 en plena Ley Seca. Mafiosos, prostitución, drogas, alcohol sin fin, charleston y una lluvia de balas.
Una fantástica serie que ya prepara su cuarta temporada y que ha acumulado una ingente cantidad de premios a lo largo de los últimos años. Refleja con maestría no sólo la época sino el vestuario, los peinados, los automóviles, la cubertería y hasta el ínfimo detalle con una precisión envidiable.
La primera temporada fue magnífica, la segunda bajó un poco el listón para mi gusto, pero esta tercera ha sido a mi entender la mejor. Veremos que nos depara la cuarta temporada. Un nuevo clásico, sin duda.
«Downton Abbey» (ITV, 2010)
Paralelamente a la emisión de Boardwalk Empire y con un recorrido similar de momento, encontramos la serie inglesa Downton Abbey, basada en los cambios que experimenta una rica familia aristocrática entre medio de la Primera Guerra Mundial y todos los cambios que con ella se avecinan.
Siguiendo la estela de clásicos como Arriba y Abajo (ITV, 1971), nos muestra estos cambios desde la perspectiva de los señores y de los criados. Las tramas se entremezclan con cierta gracia y tanto el ritmo como la ambientación son realmente destacables. Quizás en ciertos momentos flojea un poco en alguna de las temporadas pero vale la pena disfrutar de ella.
«Carnivàle» (HBO, 2003)
Inclasificable serie más cerca de David Lynch que de cualquier tipo de serie que te puedas imaginar, Carnivále es un rara avis que cuesta de digerir. Está ambientada en la época de la Gran Depresión, que retrata con maestría, y relata la vida de una especie de circo ambulante por la desesperada Norteamérica de la época.
Personajes surrealistas y muchos puntos oníricos sazonan la trama en sus dos temporadas llevando un paso más allá el concepto de serie de televisión. Tanto que parece ser que el público no lo acabó de entender, finalizada la segunda temporada la cadena canceló la serie de golpe, de allí su final un poco atropellado. Una incomprendida que nos quedamos sin poder disfrutar en todo su esplendor, una lástima. Para sibaritas televisivos.
«Mildred Pierce» (HBO, 2011)
Miniserie de la factoría HBO dirigida magistralmente por Todd Haynes y que está basada en la película homónima dirigida por Michael Curtiz en 1945. Cuenta la historia de una mujer aparentemente independiente pero atada a su hija que intenta dirigir su propio negocio en un gran ejercicio de liberación personal y profesional en plena Gran Depresión pero que verá como la realidad emocional de su entorno le complica la vida sobremanera.
Gran actuación de Kate Winslet que le valió numerosos premios y una fantástica producción y puesta en escena.
«Band of Brothers» (HBO-BBC, 2001) / «The Pacific» (HBO, 2010)
Las dos obras producidas por la dupla Steven Spielberg y Tom Hanks tienen resultados bien dispares. Si bien la primera supone un ejercicio mayúsculo de arte cinematográfico, 11 horas de gran cine, The Pacific intenta seguir sus pasos pero se pierde en unos incesantes flashbacks que no hacen otra cosa que desorientar al espectador.
Quizás la realidad del frente occidental sea mucho más atrayente que la, por otra parte más desconocida, realidad del frente del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial. En todo caso esta claro que Band of Brothers es una obra cumbre que todos los amantes de la cinematografía bélica deberían ver y, digamos que The Pacific es mucho más prescindible.
«Mad Men» (AMC, 2007)
Cerramos la lista con una de las recreaciones más actuales, históricamente hablando, y más exitosas, Mad Men. Recrear los felices años del sueño americano de los 50 y 60 desde la perspectiva de los fabricantes de estos mismos sueños, los primeros grandes publicistas modernos, es sin duda una gran idea que además hemos visto que ha cuajado extraordinariamente en la audiencia.
La ambientación en este caso no sólo se centra en los decorados y el vestuario, magníficos, sino también en la música y hasta en las bebidas. Con un protagonista desvergonzado, Don Draper, hoy ya un héroe catódico, y una retahíla de secundarios muy bien buscados, los capítulos y las temporadas se van sucediendo desde hace ya unos años convirtiéndola en una de las series más longevas. Muy recomendable si es que aún no la has visto aunque con altibajos en alguna de sus temporadas.
Sé que hay muchas más series históricas destacables pero básicamente me he centrado en las que yo he visto y me ha parecido interesante destacar. Si vosotros tenéis alguna recomendación, con mucho gusto la recibiremos, para eso tenéis los comentarios.
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erase una vez el hombre 😉
A mí me gusta The Tudors y ahora estoy viendo la de Boardwalk Empire, me gusta cuando se basan en cosas reales como esta que hasta sale Al Capone eso las hace más emocionantes porque sabes que cosas así pasaron en realidad, además está bien hecha y la fotografía y actuaciones son buenas.
Sin duda, es una gran serie.
Gracias por pasarte por aqui.