América Latina antes de la llegada de los españoles es un territorio casi sin historia, al menos desde nuestro punto de vista eurocéntrico. Un continente atrasado con pueblos ‘precolombinos’, como con cierto desprecio solemos referirnos, pero que en realidad contó con una extensa y multicultural historia. Una historia desconocida, sorprendente, llena de imperios, civilizaciones, grandes ciudades, una extensa y variada relación de deidades, conocimientos matemáticos sorprendentes y, lo que es más importante, millones y millones de personas con una cultura propia que les fue cercenada de una manera cruel. Una excelente serie documental de TVE recogió hace unos años de manera extraordinaria esta historia desconocida de América Latina.
Adentrarse en las culturas indígenas latinoamericanas es una empresa reconfortante para nuestras mentes occidentales, descubrir la rica variedad de pueblos que poblaron aquellos territorios, sus complejas formas de vida, sus impresionantes ciudades, en definitiva su pasado, puede servir ni que sea para resarcir un poco lo que nuestros ancestros hicieron para hacer desaparecer todo ese legado cultural en un tiempo récord.
Se ha hablado mucho del genocidio español sobre los indígenas americanos y la famosa leyenda negra, pero más allá de cifras y debates historiográficos, sin duda mayor fue el desastre que sucumbió sobre sus milenarias culturas, muchas de ellas hoy totalmente olvidadas. Además de mayas, incas y aztecas, los pueblos más conocidos, las culturas antiguas de América Latina contenían un amplísimo y variado grupo de culturas andinas, zapotecas, sociedades fluviales y selvícolas, culturas de Tierra de Fuego, por citar sólo algunas, con miles de años de tradición.
Pero la historia de América Latina también es una historia llena de interrogantes, el primero y principal es el del origen de sus gentes. Son muchas las páginas que se han llenado y siguen llenándose sobre el origen de los primeros habitantes del continente americano y cada nuevo descubrimiento pone una pieza más en este complicado rompecabezas. Además, suelen darse conflictos contínuos entre las posiciones de los estudiosos norteamericanos y los recientes descubrimientos en América Latina que van contradiciendo la posición tradicional de la arqueología estadounidense en torno a la cultura Clovis. En todo caso, la posibilidad más plausible que la mayoría de investigadores actuales sustentan, parece indicar que es un origen en dos grandes oleadas separadas en el tiempo por miles de años.
Más allá de los debates científicos sobre su origen, lo que está claro es que la historia de América Latina se inicia en un periodo sorprendentemente temprano. Al mismo tiempo que surgían las primeras civilizaciones en Mesopotamia y el gran Egipto iniciaba su despertar histórico, al norte de Lima, en Perú, hacia 3.000 a.C. se desarrolló la increíble civilización de Caral, una sorprendente cultura urbana. Fue el primer representante de la civilización andina y latinoamericana, una ciudad que sería ocupada durante cerca de 1.000 años asentando las mitologías y culturas autóctonas de la cultura andina que se desarrollaría hasta la llegada de los españoles con su punto máximo en el imperio Inca.
Templos, pirámides, complejos residenciales y sobre todo un modelo de convivencia totalmente urbano que muchas veces se olvida. Las grandes ciudades precolombinas era enormes, ampliamente ocupadas, con servicios públicos, una estratificación social y complejidad política y religiosa, como la fascinante cultura Olmeca desarrollada en el actual México sobre el 1.200 a.C.
Si la civilización de Caral sentó las bases de las posteriores culturas andinas, los olmecas en centroamérica sentaría las bases de las impresionantes culturas mexicas. Entre Veracruz y Tabasco se desarrolló una cultura sorprendente famosa por sus cabezas colosales y que fueron los precursores de las más conocidas culturas mayas y aztecas.
Ambas sociedades fueron los grandes hitos de la cultura urbana precolombina, con la impresionante Teotihuacan que durante el Periodo Clásico maya (ss. III-VII d. C.). llegó a tener una superficie de casi 21 km2, con una población de 100.000 a 200.000 habitantes; o la impresionante Tenochtitlan azteca que avasalló a los conquistadores españoles con más de 200.000 habitantes. Para que se hagan una idea en Europa alrededor del 1500, sólo París, Nápoles, Milán y Venecia superaban los 100.000 habitantes, y en España, la gran ciudad de la época, Sevilla, apenas superaba los 50.000 habitantes.
La idea preconcebida que tenemos de la conquista española del antiguo México resume toda la conquista en la bravura de Hernán Cortés y unos pocos cientos de españoles. Como se pueden imaginar, someter a una población de más de 10 millones de personas no fue tan sencillo como eso. Si en alguna cosa destacó Cortés no fue en su bravura guerrera, sino más bien en una audaz perspicacia negociadora para aprovecharse del complicado tablero político que sostenía la sociedad azteca.
Algo parecido sucedió con la otra gran civilización del momento a la llegada de los españoles, el Imperio Inca que venía de una ancestral historia de culturas y que los conquistadores con Pizarro a la cabeza llegaron justo en el momento propicio con la guerra civil entre los dos herederos al trono incaico, Huáscar y Atahualpa, hijos del inca Huayna Cápac. De nuevo las perspicacia de los conquistadores y la propia debilidad de los grandes imperios latinoamericanos propició una rápida conquista.
El resto ya es historia, la colonización y la progresiva transformación de la sociedad, la población, la cultura, la religión y el propio territorio. Una apasionante historia que vale la pena recuperar con esta fantástica serie documental.
Imaginarios latinoamericanos
Poblamiento de América Latina
Culturas del México Antiguo
Pueblos Andinos
Los incas
Los mayas
Pueblos ancestrales
Sociedades fluviales y selvícolas
La hora de los dioses
La hora de los héroes I
La hora de los héroes II
Colonización y nueva sociedad
Crisis del orden colonial
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