Hace 150 años, exactamente el 12 de abril de 1861, los soldados de los recién formados Estados Confederados de América (Carolina del Sur, Misisipi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana y Texas) asaltaban Fort Sumter (en la bahía de Charleston) dando comienzo a la denominada Guerra de Secesión, un sangriento enfrentamiento fratricida que habría de durar cuatro años y que supuso un punto de inflexión en la trayectoria de este joven país.
Tras este asalto se unieron a los confederados Virginia, Arkansas, Tennessee y Carolina del Norte , componiendo un frente de batalla muy desigual entre el Norte y el Sur. La Unión la constituían 23 estados, con más de 22 millones de habitantes, mientras los estados secesionistas eran solo 11 y apenas sumaban 9 millones de habitantes, entre los que hemos de incluir 4 millones de esclavos negros. El norte era un territorio muy industrializado, rico y relativamente liberal y alfabetizado para la época, por contra los estados del sur estaban técnicamente atrasados y vivían prácticamente de las enormes plantaciones de algodón cultivadas por esclavos.
Fue precisamente el debate sobre la expansión de la esclavitud a los estados recién creados (en el oeste americano) la chispa que hizo estallar el polvorín americano. Lincoln, antiesclavista y líder del recientemente creado Partido Republicano, no quería cambiar el status de los estados del sur sino evitar el esclavismo en los nuevos. Ganador en la contienda electoral de 1860, su victoria sirvió de excusa para los estados sureños que se revelaron y dieron inicio a una guerra para la que ninguno de los dos estaban preparados.
La Proclamación de Emancipación el 11 de enero de 1863, segundo año de guerra, otorgaba libertad a todos los esclavos en áreas aún controladas por la Confederación, así alrededor de 190.000 afroamericanos se presentaron como voluntarios en las filas de la Unión, de la misma manera que los inmigrantes europeos se alistaron masivamente también, hasta el punto de que el 23% de los soldados norteños eran de origen alemán (vale la pena recordar las imágenes del alistamiento forzoso de inmigrantes nada más desembarcar que se ve en la película Gangs of New York).
La Guerra de Secesión sigue siendo a día de hoy el conflicto más sangriento de su historia con más de 1 millón de bajas (lo que suponía un 3% de la población) entre las que hay que contar 620.000 soldados muertos (durante la Segunda Guerra Mundial EEUU perdió 500.000 hombres). Dos tercios de estos murieron como consecuencia de enfermedades aunque las anticuadas tácticas napoleónicas de carga en campo abierto frente a los nuevos rifles de repetición Spencer, la terrible bala «minie» o las primeras ametralladoras también tuvieron mucho que ver en semejante mortandad.
Fue una de las primeras guerras «modernas». La potente industria del norte propició la estandarización de las armas y los equipamientos, un modelo a seguir en posteriores guerras, del mismo modo que la capacidad logística para mover grandes ejércitos devino crucial para la victoria final de los norteños. El telégrafo, las líneas de ferrocarril o los grandes buques acorazados darían un vuelco a la guerra tradicional para dar el primer paso a las devastadoras guerras del siglo XX.
Aunque no fue la primera guerra fotografiada, la Guerra Civil Americana se convirtió en la primera guerra «vivida en directo» gracias al desarrollo de la fotografía y el uso del telégrafo para hacer circular las noticias. Las cámaras fotográficas hicieron vivir en primera persona los desastres de la guerra a millones de personas.
http://news.discovery.com/history/civil-war-photography-110411.html
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